Cualquiera que hubiera leído la profecía de Chesterton lo hubiera considerado una exageración. Lo que ocurre en Roma, 20.000 euros de penalización por una publicidad que enuncia algo evidente, nos certifica que no estamos lejos de que se cumpla.
Cualquiera que hubiera leído la profecía de Chesterton lo hubiera considerado una exageración. Lo que ocurre en Roma, 20.000 euros de penalización por una publicidad que enuncia algo evidente, nos certifica que no estamos lejos de que se cumpla.
Deja una respuesta