Estómago fuerte

Hace unos diez días, obligado por mi esposa, concurrí al médico para hacerme un chequeo completo, no sin algún resquemor porque suele suceder que en estos exámenes rutinarios aparezcan sorpresas desagradables. Pero, gracias a Dios, todo salió de maravilla. Yo tenía dos temores, uno, los pulmones, porque después de tantos años de fumar, allí es donde generalmente se alojan las consecuencias. Gracias a Dios, nada de eso. Y el segundo temor era que apareciera alguna úlcera en el estómago, dada mi afición a leer los documentos vaticanos en su casi totalidad, lo cual, me expone a sufrir alguna lesión abdominal de esas características. Imagínese el buen lector que leer, por ejemplo, Fratelli Tutti, es un riesgo al que uno expone la salud y que solo afrontan los valientes o los inconscientes. Pero, y esto no es alarde, se ve que tengo un estómago fuerte.

Esta aseveración, la de tener un estómago fuerte, se ha visto nuevamente desafiada, en estos días, al intentar digerir la Síntesis que el Episcopado argentino ofrece como producto de los trabajos realizados a los niveles parroquiales y diocesanos de la Iglesia Católica en la Argentina como contribución al Sínodo de la Sinodalidad que el Papa Francisco inaugurara en octubre del año pasado. Este documento, en formato PDF, puede ser bajado por cualquier particular entrando a la página que el Episcopado posee en internet.

¿Qué decir? ¿Por dónde empezar a comentar este verdadero mamarracho?

Podríamos empezar diciendo que no hay párrafo dónde no se repliquen las expresiones francisquistas. “Muros y puentes”, “conversión ecológica”, “iglesia en salida”, “caminar juntos”, “clericalismo”, etc; es decir, una serie de paparruchadas que venimos escuchando desde hace casi diez años y que la “iglesia sinodal” argentina toma como verdades irrefutables.

El tenor de la sustancia del documento es de una babosería patética y de un contenido vacuo y amorfo que, lamentablemente, desde mi punto de vista, reflejan la realidad de la Iglesia en nuestro país.

No perdamos de vista que este documento expresa lo que los obispos han recogido y que lo presentan como algo digno, como un diagnóstico inicial que permitirá que la sinodalidad transforme en frutos “primaverales”.

No falta, por supuesto, la alusión a personajes como Monseñor Angelelli como dignos de imitación y guía para los católicos.

Por supuesto, y como cabía esperar, se sostiene que la Iglesia debe abrirse más a la diversidad, en especial en lo referente a las nuevas constituciones familiares y al mundo homosexual, tanto desde la escucha como para la acción pastoral.

También hay llamados a remover estructuras arcaicas y clericales, “el gran obstáculo de la sinodalidad”, y un llamado a que la mujer tome parte en las decisiones, en todos los niveles, ya que ellas, las mujeres, son la parte mayoritaria en la actividad en las parroquias.

Pero ahora detengámonos en lo verdaderamente esencial de este documento, la conclusión más importante de esto.

Este documento, pastelero, insustancial y herético (como veremos al final de este escrito), es lo que cosechan los obispos de su siembra.

Lo que el documento refleja es lo que piensan los laicos y los religiosos, en su mayoría, de lo que la iglesia es y de lo que debería hacer.

Dejemos de lado el tema de la sinodalidad, que es una herramienta y cuyo uso tiene peligros que serán tema de un artículo venidero.

Este documento que sale a la luz pone en evidencia el estado de putrefacción de la iglesia argentina y es lo que obispos y sacerdotes, en su mayoría ya que no todos son responsables de ello en igual medida, han sembrado en el alma de sus fieles, en el “santo Pueblo de Dios”, como les gusta expresarse en esta Síntesis.

Nadie, con un mínimo de formación y de conocimiento de la realidad eclesial en la Argentina, podía esperar algo distinto. Este papelucho es una mezcla de pastelería, ignorancia, resentimiento e impiedad. Algo semejante esperábamos que saliera.

Por supuesto que hay documento de las iglesias de otras naciones que son mucho más venenosos y eso lo veremos en artículo venideros. Por eso es que este documento es una auténtica expresión de los obispos y de la iglesia en Argentina: venenosos pero no tanto. Hasta para hacer el mal son tibios.

Y para terminar, veamos lo que se sostiene en el Nro 16:

“Necesitamos más que nunca una Iglesia Católica que crezca en el respeto a otras expresiones religiosas. No caer en la práctica de la soberbia, creyéndonos poseedores de la verdad, perdiendo la escucha fraterna y con ello la caridad, cerrando las puertas a los que creen que la Iglesia Católica los deja fuera”.

¿Qué tal?

No creamos los católicos que la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana es la poseedora de la Verdad.

No seamos tan soberbios.

Con esta herejía vamos a contribuir los católicos argentinos al Sínodo de la Sinodalidad.

Ven Señor Jesús.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Un sitio web WordPress.com.

Subir ↑

A %d blogueros les gusta esto: