
Leyendo la noticia de los abusos dentro del ambiente eclesial en Francia, en principio, uno se espanta. ¿Puede ser verdad tanta depravación? Un solo caso ya repugna. Y este informe habla de cientos de miles.
Pero detengámonos un poquito en el contenido del informe y quién lo ha hecho y lo difunde.
No se trata de matar al mensajero, pero no está demás saber de quién se trata. Un ex jesuita que se pasó al bando que milita contra la Iglesia es quien ha presidido la “comisión” que investigó y él mismo fue quien presentó las conclusiones. Un detalle.
Ahora bien, el informe dice que se recibieron seis mil ochocientas denuncias durante menos de tres años y, sobre esas denuncias, “proyectaron” las cifras que van de 216.000 casos de abusos, si son solo casos en que participaron religiosos, a 330.00 si se involucra a todo el ambiente eclesial, es decir si incluye laicos con funciones cercanas.
Primeras preguntas, ¿en dos años y medio investigaron 6800 denuncias?, ¿las verificaron?, ¿tuvieron la certeza legal de que cada una de ellas era cierta?
Imposible.
¿Cómo hicieron para proyectar esas denuncias a 330.000 casos?
Los afectados, ¿tuvieron oportunidad de defenderse?
Los sacerdotes y religiosos que están muertos ¿tuvieron la oportunidad de que alguien, mínimamente, los defendiera?
Estamos hablando de que, estimativamente, en dos años y medio, esta “comisión” investiga y difunde al mundo que tres mil sacerdotes o religiosos, solo en Francia, abusaron de menores y adultos vulnerables.
Estamos hablando de proyecciones, de cálculos, de estimaciones. ¿Cómo puede suceder esto si se quiere ser realmente serio? No estamos contando arvejas, cada caso significa un delito que debe ser probado y, de serlo, castigado con todo el rigor que corresponda. Cada caso involucra la honorabilidad y la decencia de una o varias personas que hubieran participado y la credibilidad y honra de la Iglesia Católica.
Y la Iglesia dice “amén”, sin siquiera tomarse un tiempito para hojear el informe. Y ya sale a pedir perdón.
Pero, también, encontramos que se ha cuidado expresamente, durante la presentación del informe, de sacar una conclusión evidentísima: el ochenta por ciento de los casos ha sido perpetrado por homosexuales. Si bien el informe dice que ese porcentaje de agresiones sexuales se realizó sobre varones, las conclusiones, tan demoledoras contra la iglesia católica, no hacen referencia explícita sobre la condición sexual mayoritaria de los supuestos abusadores. Muy curioso.
Tres conclusiones finales.
La primera: ¿qué sentido tiene que la Iglesia Católica ponga en manos de sus enemigos la investigación de asuntos como este? Porque esto es lo que ha pasado en Francia, la iglesia francesa pidió a una “comisión independiente” que realizara la investigación. Y ahí tenemos el resultado, una investigación que, con cálculos y proyecciones, deja a la iglesia francesa con sus vergüenzas al aire en base a algo que no se ha hecho con seriedad.
Segunda conclusión: ¿qué sentido tiene hacer estas investigaciones de carácter “generalista”? Lo que debe hacerse es tomar cada una de las denuncias, investigarlas, procesar a quien se deba procesar y castigar a quien se deba castigar. ¿Qué sentido tiene saber si fueron cien mil o ciento un mil los casos? Porque ante casos como estos, donde se anuncia al mundo entero, literal e irresponsablemente, estas estadísticas indemostrables, quien queda con gravísimos daños es la Iglesia Católica.
Tercera conclusión: estas situaciones son las que demuestran cómo la Iglesia Católica está a merced de sus enemigos y se encuentra a la defensiva, sin reaccionar y sin que ninguno de sus jerarcas ponga las cosas en su lugar. Aceptar a libro cerrado, sin siquiera analizar un informe, pedido por la misma Iglesia, y tres segundos después de escuchar las conclusiones salir a pedir perdón, habla a las claras de la calidad de la jerarquía de la iglesia, en este caso en Francia.
La pederastia y la homosexualidad son plagas infernales que hay que erradicar de la Iglesia Católica, pero no se logrará si la solución se pone en manos del mundo, verdadero promotor de esas plagas.
Un disparate sin ningún fundamento; abusos seguramente han existido. Pero ese número inventado no tiene nibgun fundamento. El autor es un delirante q puso esa cifra para q exagerando infinitamente lograría ser publicado. Es cono el cuento de los 30 mil desaparecidos en argentina… fue puesto solamente para generar prensa, segunw confesaron los propios autores.
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Muy bueno, don Antonio, como siempre. Alguien tiene que decir la verdad sobre estos informes que son una farsa. Usted debería escribir más seguido.
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Tal cual, en un comentario anterior está lo de los «30.000 desaparecidos de la Argentina». Cada caso es importante y hay que investigarlo, pero cuando hay exageración evidente, hay mala fe, y no deseo de que la verdad salga a la luz.
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«Los buitres se ailmentan de la caronia »
Detesto la mentira y calumnias.
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Excelente la nota de Antonio y muy clara, tanto en cuanto desenmascara, con enérgicas e irrefutables consideraciones la liviandad y animosa parcialidad del informe, como en lo que respecta a la débil e irresponsable actitud de la Jerarquía católica al poner una investigación tan delicada en manos del enemigo y al aceptar a ciegas sus conclusiones, a simple vista falsas.
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