Lo que se viene

La dramática tirantez entre el Vaticano y la iglesia alemana llegará a su punto álgido el próximo diez de mayo, cuando más de dos mil sacerdotes alemanes bendigan simultáneamente a las parejas que lo soliciten; no habiendo restricciones sobre la composición de esas parejas. Esto se realizará con el aval expreso de muchos obispos.

Esta confabulación contra la Iglesia, porque entendamos que no es contra Francisco, marcará un punto de inflexión. Y éste consistirá en que, en materia sexual, en la Iglesia estará todo permitido: desde la anticoncepción hasta el amancebamiento de homosexuales y lesbianas. Este “todo vale” se dará de hecho, no se necesitará modificar la doctrina ni el derecho canónico. El ejemplo alemán se difundirá por el mundo entero y ya no habrá quien lo pare, dada la patética debilidad del Vaticano para enfrentar esta rebelión.

Pero, ¿es debilidad o consentimiento tácito del Vaticano? Veamos.

Francisco ha demostrado que no le tiembla el pulso a la hora de defenestrar a alguien, o de descabezar una diócesis o una organización católica, como en el caso de la Orden de Malta. Sobran los ejemplos.

No es novedad para nadie el ambiente de terror que se vive en el Vaticano por las posibles represalias o consecuencias personales ante el menor indicio de disentir con la voluntad papal. El caso del Cardenal Muller es un ejemplo más que suficiente.

El caso de la iglesia alemana es más complicado, desde luego, pero no original. Si de episcopados hablamos, recordemos el caso de los obispos chilenos, que renunciaron en masa para dejar “las manos libres” de Francisco, allá por mayo de dos mil dieciocho. A nadie escapa que la renuncia colectiva obedeció a la intención del Papa.

El punto es que cuando el Vaticano, y este Papa en particular, quiere aplastar a alguien, le sobra poder para hacerlo.

¿Por qué con los alemanes no se ha hecho? ¿No se ha podido o no se ha querido?

Los obispos alemanes anunciaron el inicio de su “camino sinodal” con bastante tiempo de antelación como para que todo el mundo supiera lo que iban a hacer y cómo lo harían. Y esta rebelión planificada para el próximo mes es consecuencia y ha tomado vigor por este revolucionario “camino sinodal”, que no es más que la explicitación de la podredumbre existente en esa iglesia particular y, por supuesto, tiene vastísimos intereses económicos como ya lo dijimos en su oportunidad y como lo remarca ahora el experto vaticanista Marco Tosatti.

¿Por qué el Vaticano, el Papa, no detuvo ese subversivo “camino sinodal” antes de que comenzara a rodar? Solo un lunático podría desconocer a dónde se apuntaba en sus objetivos. ¿No sabía esto el Papa? ¿no se lo imaginaba?

¿Por qué el Papa dejó hacer a sus anchas a los obispos alemanes?

La reacción vaticana ante el anuncio y a medida que se iban dando los pasos en la dirección prevista por los obispos alemanes, en su inmensa mayoría, fue muy tímida, muy débil, y poco creíble en cuanto a que no compartiera la finalidad.

Esto último es algo muy importante; lo más importante, diría. Los timoratos llamados de atención del vaticano, del Papa, a los alemanes, estaban más bien dirigidos a que no se apuraran, a que “no caminen solos”, más que a advertirles el camino infernal que estaban a punto de comenzar a andar. Casi que se podría deducir que el Vaticano no se oponía al fondo, a lo sustancial, de lo que se proponían los alemanes.

El responsum del Cardenal Ladaria sobre la bendición a los homosexuales se da, curiosamente, cuando el “camino sinodal” está en plena efervescencia y ya encauzado a revolucionar la doctrina católica en la iglesia alemana y con ambiciones concretas de que sea adoptado por la Iglesia toda. De ahí que haya cobrado tanta fuerza la rebelión de los dos mil sacerdotes apóstatas.

Soy un convencido de que la rebelión que se está gestando, y concretando en el plano doctrinal en la Iglesia, es mirado con mucha simpatía por amplios círculos vaticanos y de las más altas esferas; aunque disguste un poco lo atropellado y prepotente de sus métodos.

¿Qué hará el Papa, qué hará el Vaticano, el once de mayo?

Ojalá me equivoque, pero me temo que no hará nada, nada importante. Probablemente mandará a llamar a algunos grandes responsables del “camino sinodal”, del episcopado alemán, y se harán algunas reuniones que serán publicitadas. Pero en concreto no pasará nada trascendente. A quien crea que habrá descabezamiento de diócesis, excomuniones o sanciones canónicas, lamento decirle que espera en vano. El Vaticano no cortará ninguna cabeza y la iglesia alemana seguirá adelante, hará su propia vida y el paso siguiente será tatar de que el mundo la imite. Y las bendiciones a las parejas homosexuales se naturalizarán, poco a poco, en gran parte de la Iglesia.

Probablemente a Francisco le moleste mucho que otros le marquen los tiempos, pero en este caso deberá tragarse el sapo.

Reitero lo sostenido en artículos anteriores; el Papa Francisco pareciera muy afecto a la “inclusión” en la Iglesia de los individuos del mundo gay, pero sin que medie en estos un arrepentimiento, un propósito de enmendar su vida. Llama la atención que el Papa nunca haya llamado a la conversión a este “colectivo”, como gustan que los denominen, que no los exhorte a abandonar esa vida depravada y a intentar vivir como Dios manda. Al contrario, sobran los ejemplos de la aceptación papal de estos sujetos “tal como son”.

Antes de terminar, volvamos a un punto que ya tocamos hace un tiempo. Uno de los dos grandes objetivos de esta “movida” herética, además de la corrupción de la doctrina católica que anida en las cabezas de la gran mayoría de sus obispos que ha sido fermentada por la doctrina de Rahner y de tantos herejes que devastaron la Iglesia en los últimos cincuenta años, es económico. La simonía en la Iglesia alemana subleva a cualquier católico con sentido común. Lo que se busca es no perder adeptos, no perder a quienes ponen una X a favor de la Iglesia en su declaración de rentas y que reportan en su conjunto cuantiosas sumas de dinero a las arcas eclesiásticas. Y de ello viven los obispos, los sacerdotes y tantos “teólogos” y “teólogas”, que maman de esa teta. No olvidemos que la Iglesia Católica en Alemania es una de las dos o tres principales fuentes de trabajo de la que vive tanto mamarracho suelto.

Es curioso que el papa, tan afecto a hablar de “transparencia”, de que los sacerdotes no sean “empresarios” y tantas otras cuitas, no se moleste por esta verdadera corrupción.

A Francisco le gusta jugar con fuego, un pasatiempo ni recomendable ni bíblico.

3 comentarios sobre “Lo que se viene

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  1. Totalmente de acuerdo con tu análisis. Tambien hoy Specola saca la misma conclusión «El peligro de un cisma en Alemania continua en los medios. El impuesto obligatorio a los fieles que se ha convertido en la única causa de excomunión en Alemania. Todos esperamos la respuesta del Papa Francisco al reto alemán. Puede no hacer nada y entraremos en un efecto dominó que más que un cisma será una traición global de la Iglesia. Puede intervenir y suspender a todos lo ministros implicados , reduciéndolos al estado laical, entonces la iglesia alemana decidirá actuar por sí misma, haciendo realidad el cisma. La segunda opción puede ser dolorosa, dañina y caótica, pero siempre menos dañina que el silencio cómplice de la primera.»
    me hace acordar a una pregunta que le hicieron al querido padre Sanahuja, cuando le preguntaron sobre otro tema conflictivo que debía resolver Francisco y respondió «Saben que va a hacer Bergoglio? NADA»

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  2. Gracias Antonio por el comentario a tan dolorosa situación que, por otro lado, no es nueva con la Iglesia en Alemania. Como se extrañan obispos como von Galen, el León de Munster. Esos si tenían agallas para enfrentar a cualquiera.

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