Hace unos días un amigo me hizo llegar un link con una noticia sumamente preocupante y que deja estupefacto a cualquiera, y que puede leerse aquí.
No obstante lo alarmante del contenido de la información, dado que el suceso ya había sucedido hace algún tiempo y que yo lo desconocía, resolví no comentarlo en el blog. Pero resulta que en el día de ayer me llega un escrito de una persona católica y tan preocupada como yo por el tema, que lo reactualiza, por lo que resolví comentarlo aquí.
Antes de publicar este escrito, al que adhiero en su totalidad, quisiera exponer algunos aspectos que considero esenciales.
Lo primero que uno se pregunta es si no hay miles de asociaciones, conformadas por gente de bien, por gente decente, a las que el Episcopado debería “reconocer” antes que a una asociación conformada por madres de terroristas.
También surge el dato de que la totalidad de los obispos, por su edad, vivieron personalmente el accionar de los hijos de estas mujeres que trajo como consecuencia la muerte y el luto a miles de familias argentinas. ¿No se acuerdan de esto los obispos o es que su cobardía es mayor que su memoria?
Por lo anterior es que surge la pregunta de si la totalidad de los obispos adhiere a este “reconocimiento”; me pregunto si todos los obispos están de acuerdo con “reconocer” a este grupo de diseminadoras de odio en nuestro país. ¿Ningún obispo tiene para hacer ninguna objeción?
Dice el patético comunicado de los obispos: «damos gracias por el servicio en nuestra Patria a la reconstrucción de la historia y al encuentro con la verdad que sana». Una burla, una broma de pésimo gusto y un desprecio infinito para los millares de muertos y mutilados por los hijos criminales de estas mujeres.
Todos sabemos que la mentira es el denominador común de cada palabra, cada comunicado y cada información que rodea a esta “asociación”.
También sabemos que estas mujeres se mueven por dinero, por los inmensos subsidios que el estado nacional les dispensa a costa del trabajo y de los impuestos que paga la gente común, la gente decente. Cada vez que aparece un nuevo “nieto recuperado” la duda y la desconfianza aflora espontáneamente del común de los argentinos.
Finalmente nos preguntamos todos los católicos: ¿a qué obedece esta permanente humillación a que se somete la Iglesia en la Argentina, a través de sus obispos, rindiendo homenaje a lo peor que nos ha sucedido en las últimas décadas? ¿Por qué los obispos argentinos quieren entrar en componendas con personas de la peor ralea, que siempre hacen gala de su odio a NS Jesucristo y que no piensan en cambiar su postura? ¿Por qué nos da la sensación a todos de que los obispos están como pidiendo perdón ante todos los grupos que desde siempre han odiado a la Iglesia Católica?
A continuación el escrito de un católico perplejo que me llegara y que con mucho gusto difundo.
LA CONFUSA RELACION DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL CON LA SRA ESTELA DE CARLOTTO
Como se sabe, no hace mucho, el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Monseñor Ojea, visitó a la Sra. de Carlotto para llevarle en nombre del organismo eclesial «su reconocimiento y aprobación por su labor para bien de toda la comunidad argentina».
Para muchos católicos, entre los que me hallo, esa actitud ha sido inadecuada porque favorece la confusión como que esa aprobación y ese reconocimiento no quedan desligadas de la pública postura a favor del aborto que reiteradamente ha expresado la Presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo.
Una vez más, y lamentablemente, se ha puesto en evidencia que ésta estructura «conferencial» se ocupa más de relaciones «demagógico-populistas» que de promover una pastoral según la orientación que la Iglesia siempre ha aconsejado en virtud de la Doctrina Perenne.
Me parece que ha llegado la hora de sentar posición, en extrema caridad y justicia, para que la feligresía católica no sea confundida en cuanto a que la CEA es la que posee toda la autoridad para actuar y difundir pensamientos que, en casos como éste, pueden favorecer los postulados y procederes de quienes han asumido una actitud muy en contra del Cuerpo Místico de Cristo.
Es a los efectos de que se muestre con más contundencia la disconformidad de muchos fieles por el andamiaje de entramados ideológicos que la CEA ha elegido cursar que emito este humilde documento.
Asimismo, insto a tantos que me han manifestado su encono en total coincidencia con lo expuesto, a que expresen públicamente su preocupación, al menos, por ciertas actividades, por ciertas relaciones y por ciertas definiciones que echan oscuridad en donde sólo debe brillar la luz de Cristo…!!!
Dios bendiga, por medio de Nstra Sra de Luján, a la Iglesia en la Argentina…!!!
José Luis De Napoli.
DNI 10916406
Los obispos argentinos tienen hoy invertida la sindéresis o sea el hábito de los primeros principios prácticos que nos permiten distinguir lo bueno de lo malo y sin los grandes criterios de la ley natural moral y de la ley divina positiva, llaman al mal bien y al bien mal. Así de sencillo. En síntesis: inversión de la sindéresis, juicio de conciencia errónea y culpable, carencia de ejercicio de la virtud de la prudencia en la determinación de lo justo. Para ellos el entuerto es hoy derecho y el derecho entuerto. Como escribe Shakespeare: «Oh, si se quebranta el orden… ‘derecho y torcido’ -en cuyo conflicto sin fin se yergue la justicia-, perderían sus nombres, igual que la justicia misma… Cuando es ahogada toda jerarquía, es éste el caos que sucede a ese ahogo». El caos mental es el logro de nuestros pastores, que traicionan su misión con sus conductas y sus declaraciones y logran confundir cada vez más a su ovejas.
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Excelente comentario del Bocha a la publicación!!
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